Ideas para lidiar con la pereza
Si bien vos, querido lector, sos una persona francamente perezosa, estoy seguro de que no todo te resulta igual de tedioso. Depende del tipo de tarea que tengas que realizar.
En el caso de un problema con solución abierta, seguramente te dará más pereza que si te enfrentás a un problema cerrado. Así que una buena estrategia para vencer la pereza sería transformar los problemas abiertos en cerrados.
Pero, ¿qué diantres (nunca supe lo que significa) implica que un problema sea abierto o cerrado? ¿Cómo es posible superar la pereza utilizando esta técnica? Y bueno, la onda es establecer procesos, crear listas de verificación y convertir lo abstracto en un objetivo concreto.
Te explico:
La pereza es menor ante problemas cerrados. Un problema cerrado es fácil de comprender. En este caso, sabes exactamente qué pasos debes seguir para alcanzar un objetivo específico. Por ejemplo, hacer una milanesa a caballo siguiendo una receta. Conseguís la carne, los huevos, el pan rallado y las papas fritas, vas siguiendo los pasos de la receta, ponés las mila en la sartén con aceite y dos dientes de ajo (ojo que no se pase de caliente porque se queman) y al rato tenés unas fantásticas milangas. Es un proceso previsible. Sabés cómo pasar del punto A al punto B. Para este tipo de problemas, vencer la pereza es relativamente fácil. Solo debés romper la inercia. Se comienza por realizar una pequeña tarea y se continúa con las siguientes.
Esto es muy diferente cuando te enfrentas a un problema abierto. En un problema abierto, existe incertidumbre y los pasos a seguir no se ven del todo claros. Por ejemplo poner un negocio exitoso, tener una buena relación de pareja, lograr la independencia financiera o vivir en otro país… son tareas grandes, imprecisas, con muchas variables. En estos casos, no hay receta que valga, un paso a paso garantizado, un objetivo seguro y previsible. ¿Qué sucede si pensás en todo lo que debes hacer para alcanzar esos objetivos complejos? Te da la paja de tu vida. Obviamente. Es normal sentir pereza solo de pensar en el trabajo que implica.
Por eso, la mejor forma de evitar la pereza en estos casos es transformar los problemas abiertos en problemas cerrados. Si tu pereza es grande, dividí la tarea en partes más pequeñas. Para esto, descomponé los grandes problemas abiertos en pequeños problemas cerrados. La forma más eficiente de hacerlo es dividiendo los grandes objetivos en pequeñas tareas, convirtiendo lo abstracto en algo concreto. Imaginá por ejemplo que deseas abrir un local de venta de maniquíes de talla grande (nichazo!). Este es tu objetivo, un problema abierto, grande, impreciso, con muchas variables. Por ello, debes tomar este gran problema y dividirlo en tareas más pequeñas, por ejemplo, hacer el papeleo para conseguir el permiso para abrir el local. Esta es una acción específica, con una lista de tareas que hacer y con un objetivo concreto al final del proceso. Las listas de tareas organizadas en check lists tienen un enorme valor en tu planificación. Cuando tenés los pasos definidos, aunque sientas pereza, solo debes ponerte en movimiento para cumplir los pasos uno a uno, hasta alcanzar el objetivo más grande.
Lo ideal es que tengas un problema cerrado que pueda ser específico, medible, con pasos más o menos previsibles, y que no se prolongue mucho en el tiempo.
Una técnica efectiva para lograr esto es trabajar de atrás hacia adelante, identificando los dos objetivos específicos más pequeños que forman parte del problema más amplio. Luego, se debe determinar el paso inmediatamente anterior para cada uno de estos objetivos y continuar de esa manera hasta completar el proceso. De esta manera, se entrena al cerebro para trabajar con objetivos concretos y a corto plazo, lo que activa los circuitos de recompensa, éxito y placer. A mí particularmente esto me resulta especialmente útil a la hora de encarar un libro, un cuento o cualquier escrito. Teniendo claro el final, voy cercando el camino de la historia desde atrás hacia adelante.
Otro tip copado es variar los tipos de desafíos para evitar la monotonía.
En lugar de centrarse en el resultado final de cada problema, se debe prestar atención al proceso de aprendizaje y progreso. Si es necesario hay que dar un salto a ciegas y enfocarse en la primera tarea que se pueda realizar, aunque no se tenga una idea clara del resultado esperado. De esta manera, se evita la falta de perspectiva y se mantiene el enfoque en la acción.
La paja aparece cuando uno se enfrenta a problemas abiertos, inciertos, amplios, pero como te digo, se puede ir superando transformándolos en problemas cerrados con objetivos claros y siguiendo pequeños procesos y/o checklists. Personalmente hace casi un año estoy utilizando la plataforma Notion para ir creando esas checklists e ir tachando los avances. También utilizo Trello porque me resulta más visual cuando tengo tareas dinámicas y es necesario ir moviéndolas de atrás hacia adelante y viceversa a medida que el proyecto va avanzando.
Si querés que te tire un poco más de información sobre estos temas avisame, no seas vago y perezoso.
Adieu.