Ya lo dijo Shadow...
¿Se van a acordar de cuando me ataba el pelo con una gomita, esa que mostraba mi energía varonil? Me pregunto qué les va a pasar por dentro cuando de vez en cuando escuchen mi nombre.
¿Van a esquivar el tema o se van a animar a recordar los momentos en que traté de ser más atento? ¿Se reirán al pensar en cómo prefería hacerme el boludo antes que hablar mal de alguien?
¿Van a decir unas palabras por mí, contando lo que me querían? ¿Me van a recordar en los platos que me gustaban, diciendo “este era su preferido”?
Quizás mi nombre despierte broncas viejas, por palabras o actitudes que haya largado con enojo. ¿Igual me van a llorar un rato?
¿Voy a ser digno de alguna que otra lágrima?
¿Se van a aparecer un ratito aunque sea en mi velorio? ¿Mi nombre va a sonar, aunque sea bajito, deseando que me levante una vez más?
¿Viví lo suficiente para que me recuerden? ¿Voy a estar en sus rezos cuando prendan una vela? ¿Esa luz me va a guiar o se van a preguntar si de verdad me fui?
En los silencios, ¿mi ausencia les va a pesar? ¿O me voy a apagar como una llama olvidada? ¿Las malezas van a tapar mi tumba o alguien va a seguir llevándome flores? ¿Se van a sentar conmigo a contarme sus cosas aunque sea en voz baja?
¿Seré más que un recuerdo fugaz, un nombre perdido en el polvo? ¿O voy a quedar en sus historias, susurrado en esos momentos donde se acuerdan que alguna vez compartimos el mismo aire, el mismo espacio, la misma luz de algún fueguito antes de apagarse?
----Terminando de cenar, y luego de reírse de mí por un truco de magia muy mal hecho, Felipe hizo su primer reflexión citando a otra persona, como lo hacen los adultos, y me dijo:
“Como dijo Shadow… no sé qué haría si no te tuviera”.