El peso liviano de no querer ser
Hago como que me importa. Lo justo para que no me hagan demasiadas preguntas. Lo suficiente para que nadie mire de cerca. Porque si miraran de verdad, podrían ver las grietas que llevo años tapando: esas partes que estoy demasiado cansado para arreglar, y otras que ni siquiera sé si vale la pena reparar. Es como usar una máscara que encaja lo justo para pasar desapercibido. Ni demasiado ajustada ni demasiado floja. Lo bastante cómoda para que nadie pregunte por qué está ahí… pero lo bastante cerca para sentir cada respiración atrapada adentro. Muchos parecen haber nacido para mostrar a viva voz lo mucho que les importa todo, desde crisis económicas hasta las ruedas de Colapinto, como si eso fuera lo único que importara. Yo miro desde afuera, sin entender de dónde sacan tanta energía, y cómo el mundo premia esa “preocupación”. Yo no la tengo. Nunca la tuve. A veces pienso que soy raro por no sentirme más involucrado, pero la mayor parte del tiempo me alegra no ser de los que gritan para...