El futuro no es nuestro
Pasamos horas, días, semanas, tratando de adivinar lo que va a pasar. Nos llenamos la cabeza de escenarios posibles, creyendo que si pensamos suficiente vamos a tener el control. Pero el futuro es otra cosa, es esquivo, no se deja encerrar.
Nos angustia no saber qué va a venir. Nos hace imaginar lo peor: el error, la pérdida, el rechazo. Queremos certezas, y la vida es un culo lleno de preguntas.
Me acuerdo como si fuera hoy de un día que rendí un examen de música en la Facultad de Bellas Artes. Lo viví como un penal en la copa del mundo. Venía estudiando sin parar, con esa presión que uno mismo se impone cuando algo le importa demasiado. Sentía que de ese resultado dependía todo: mi camino, mi honor, mi futuro. Y esa noche no pude dormir, literal. "¿Si no apruebo, qué hago? ¿Y si no sirvo para esto?"
Spoiler: desaprobé. Pero más allá de eso, el tiempo me mostró que no era tan grave. Que esa situación que viví como una bisagra, terminó siendo apenas una página más dentro de una historia mucho más grande. Porque a lo largo de los años, la música volvió una y otra vez a mi vida pero desde lugares inesperados: enseñándola, compartiéndola, cantando a los gritos bajo la ducha con mi hijo. Y nada de eso dependía de esa nota en particular.
A veces lo que creemos crucial es apenas un escalón. Y el verdadero camino se va armando después, con lo que hacemos, con lo que elegimos, incluso con lo que no salió como esperábamos.
Confieso que me gusta hablar de innovación, de apertura, de cambio. Y sin embargo, cuando llega el momento, cuando el cambio se vuelve real y me toca de cerca, suelo aferrarme a lo conocido. Me vuelvo celoso, conservador, como si soltar me hiciera perder algo que todavía no sé nombrar. Supongo que no soy el único.
Justo ahora estoy viendo una publicidad de Juanita Jo que reza: "siempre es hoy".
Aceptar que no todo está bajo nuestro control es difícil, pero también liberador. Nos obliga a soltar la ansiedad y mirar más el presente con sus luces y sus sombras.
El futuro no es nuestro pero el presente sí; lo que hacemos con él, cómo lo habitamos, y cómo lo compartimos.
Hasta la próxima.