El sendero de la guerra

 Mirando un poquito atrás, puedo ver varias ocasiones en las que tuve que tomar decisiones de vida bastante trascendentales, ya sean por mi carrera, mi familia, el amor o en otras cosas.

Y por alguna razón, siempre terminé eligiendo el camino de las luchas. Algo que desde hoy me gustará llamar “el sendero de la guerra”.


Algunos de nosotros, ya sea por designio divino o elección ignorante, siempre encontramos la manera de tomar este camino de sufrimiento prolongado.


O tal vez, las intrincadas complejidades -silenciosas pero omnipresentes- de lo que está más allá de nuestra comprensión (aka destino) son la única influencia para tomar este tipo de "elecciones ignorantes".


Suena absurdo y bastante extraño que alguien elija intencionalmente el camino de la perseverancia extrema, de períodos prolongados de sufrimiento y espera, el camino más lleno de obstáculos y dificultades.

El que pone a prueba no solo tu cordura, sino tu voluntad de vivir y de seguir adelante.


De cualquier manera, yo, por mi parte, también puedo testificar que no todos están destinados a tenerlo fácil.

Algunos lo llaman el camino menos transitado. Yo lo veo como la fragua forjadora de la vida. Aquella que te moldea en una daga y luego en una espada.


En contraste, conozco, por proximidad, a individuos que nunca parecen luchar. Uno incluso podría tentarse a decir que siempre toman las decisiones correctas.


Pero si te ponés a pensar, resulta que no es que siempre tomen las decisiones correctas o que nunca luchan en absoluto. Más bien, su vida, por alguna razón, simplemente no está diseñada para ser tan desafiante como la tuya. Tal vez no son uno de los soldados de la vida a quienes se les puede legar una misión tan exigente como el cuidado del medioambiente o el engrandecimiento del prójimo.


La subestimación, la complejidad no anticipada, los imprevistos y la psicología de la meta contribuyen a la percepción de que los logros pequeños requieren más esfuerzo del necesario. La falta de experiencia, el perfeccionismo y la falta de planificación también tienen roles clave en esta puja.


Dios, dicen, le da las batallas más difíciles a sus soldados más fuertes. Eso podría explicar por qué, incluso cuando ante vos se presentan opciones de muchas rutas hacia ese destino, la lucha siempre parece más atractiva.


Atractiva, en este sentido, se refiere a cómo ese camino siempre parece alinearse con tus intereses, sueños, esperanzas y aspiraciones, e incluso con tus mayores deseos.


Hasta el punto de que no puedo imaginar ninguna otra forma de llegar que no sea este camino de equilibrios y gracia salvadora de último minuto, como la llamada de un helicóptero de rescate o un ataque nuclear en medio de una batalla de desgaste.


Esto también podría explicar por qué tu definición de "fácil" es la dificultad de otra persona. ¡Y no, de ninguna manera estoy tratando de menospreciar las luchas de los demás!


Pero una y otra vez, cuando caminaste por el sendero de la guerra y tuviste que vadear aguas profundas y turbias, donde algunas personas siempre parecieron tener un paseo en bote a través de todo eso y llegaron al mismo resultado, deja claro que realmente no hay lógica en la vida y todo lo antes dicho puede carecer de sentido.


Pero, ojo, porque sea como sea, de esas fraguas surgen las espadas más hábilmente elaboradas. Excaliburs bien afiladas, en cuyas empuñaduras terminan reposando los destinos de las naciones.



Adieu!


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