Ideas para sobrellevar un loop

 A veces la vida parece una repetición insoportable. Me levanto y al rato ya estoy peleando contra las mismas cosas: la inercia, el cansancio, los miedos, la incertidumbre. Los días se amontonan, se mezclan, y en algún momento me encuentro preguntándome:


"¿No tendría que estar un poco mejor que antes?"


Pero cómo. Si el costo de vida sube más rápido que el ánimo. Si la cadena de pagos fué vendida a Leiva Joyas y el dólar tiene más colores que una caja de Pelikans. Si cada trámite público parece diseñado para que te rindas antes de empezar. ¿De qué crecimiento personal me hablás cuando vivir es, en gran parte, esquivar cachetazos del entorno?

Y en el medio, las redes sociales están llenas de éxitos ajenos, que solo incitan a que uno se sienta más a destiempo. Aunque la verdad es que cada cual tiene su propio laburo interno...

El cambio, cuando lo bueno sucede, casi no se ve. No hay grandes saltos, apenas pequeños movimientos. Tal vez ayer no podía levantarme de la cama y hoy sí. Tal vez hoy sigo estando, aunque me duela todo.

No son grandes logros, pero son algo. No se siente como una transformación épica ni mucho menos. Más bien es como ir respirando, haciendo lo que se puede, sabiendo que, al menos, uno no está clavado en el mismo lugar.

No tengo grandes consejos hoy, muchachos. Solo sé que a veces hay que dejar que las cosas pesen, que duelan, pero también saber que no se termina ahí. Los cambios no hacen ruido. Están cuando un día, sin saber bien cómo, mirás para atrás y te das cuenta de que las cosas, de a poco, fueron cambiando.

Sigo. No porque me sienta especialmente fuerte. Más bien porque no estoy encontrando otra bendita manera de hacerlo.



Adieu!