Una preguntita...

Juro por Dios y los Santos Evangelios que esta definición de ser humano la hice yo, y no la inteligencia artificial. Dice así:

Somos organismos conscientes atrapados en una onda de caos cósmico, navegando sobre una explosión caótica de partículas que, por alguna razón parcialmente inexplicable, nos otorga la capacidad de percibir y vivir una experiencia subjetiva en una realidad incomprensible.

Dicho eso, ¿Cuál es el sentido de la vida? No tengo ni idea, pero el hecho de que podamos interpretar el universo a nuestro alrededor, formular y probar teorías, saborear y sentir el mundo, detectar oportunidades y darles sentido, ha de tener un significado mucho más profundo de lo que solemos reconocer.

Sin embargo, existe también un lado oscuro y contrario en esta maravillosa moneda: el sufrimiento que creamos o experimentamos; el dolor que somos capaces de sentir por razones biológicas o espirituales que parecen obligarnos a enfrentarlo.

Puede que la vida no tenga un propósito específico y, al mismo tiempo, tenga un propósito completo e irrefutable. Independientemente de la perspectiva que le demos, el simple hecho de poder vivir esta intensa experiencia en medio de este enormísimo universo, en el grado privilegiado en que lo hacemos, no jodamos, debe de tener algún tipo de significado!

Quizás nunca lleguemos a comprender completamente ese significado, pero algo en lo que podemos empezar a reflexionar, en busca de alguna respuesta, es por qué tenemos la capacidad y el potencial que nuestra conciencia nos ofrece a los poquitos años de nacer a la vida.

Al intentar entender el motivo de todo esto entramos en una espiral de dudas cada vez más amplias. Un laberinto de espejos que nos mantiene siempre extraviados, confundidos y en alerta; cuestiones que, quizás por todo eso, somos afortunados de poder formular… pero no de poder responder.

Adieu!