Ideas para escuchar el silencio

 “Lo peor que puede pasarle a un hombre es llegar a pensar mal de sí mismo”, Goethe.


Tenía muy pendiente de leer algo de Shakespeare y como me daba pereza, anoche escuché el audiolibro de Hamlet. No entendí demasiado porque no me resulta tan comprensible como leer lo escrito pero me quedé pensando en dos o tres tonterías:


Hacer un trabajo de toma de conciencia de tus actos va mucho más allá del espíritu de autoayuda que dice "aceptate como sos y serás feliz"; para mí, es "intentá averiguar vagamente quién sos, entonces no serás feliz, pero tu toma de conciencia hará al menos que no te veas falso, vacío y cualunque".


La pregunta más famosa de Hamlet, repetida durante cuatro siglos y que muchos interpretan de forma superficial, "¿ser o no ser?" parece sencilla, pero de lo que algunos no se dan cuenta es de que esta pregunta nos lleva directamente al problema de la conciencia. El príncipe Hamlet es extremadamente consciente, y solo en su conciencia se pregunta: "¿Cuándo dejará la gente de decirme cómo hay que ser y me dirá cómo son realmente las cosas?".


Hamlet nos recuerda que el camino, aunque tenga piedras, es sencillo: sólo tenemos que empezar a estar presentes en lo que decimos. Cuando lo hacemos, vamos saliendo poco a poco de nuestros procesos de inconsciencia, de disociación, y empezamos a crear integridad, coherencia y conciencia.


Y lo que Hamlet parece decirnos es eso: - ¿Y si los dolores que inventamos, los dolores financieros, los dolores físicos, los dolores de los problemas familiares fueran el disfraz de un dolor mayor? Un dolor que no podemos nombrar, por eso establecemos dolores laterales, por eso establecemos si estoy bien o no estoy bien en ese momento o ese día. Hamlet dice exactamente que ese dolor surge del hecho de que todo el mundo le está diciendo lo que debe o no debe oír, decir, ser, y no exactamente cómo son las cosas. Entonces mira objetivamente al mundo y dice:


"- ¿Cuándo alguien me dirá cómo son las cosas? ¿Cuándo dejarán de decir lo que “hay que decir”? ¿Cuándo dejará alguien de vender fantasías, de beber demasiado (se queja de la embriaguez de la corte), de disfrazar su dolor? ¿Cuándo empezará alguien a estar presente en lo que dice? ¿Cuándo empezará la gente a ser, y dejará de no ser?".


¿Ser o no ser? ¿hacer o no hacer? ¿tener o no tener? Distintas incógnitas según la época en la que se esté viviendo, y la etapa de la vida que estemos atravesando.

Yo me hago estas preguntas todos los días y sé que, aunque no estoy solo, estoy solo, porque en los minutos de suma intensidad, no hay nadie, solo hay silencio. 


Las últimas palabras de Hamlet nos llevan a la principal reflexión que se desprende de toda la obra: después de haberse dicho todo lo que debía decirse, sólo queda el silencio. Cuando silencie todo el ruido que hago para no enfrentarme a mí mismo, cuando decida acabar con toda la distracción que me rodea, cuando deje de anestesiarme y decida por fin mirar dentro de mí y consiga sacarlo afuera, entonces sólo quedará el silencio. 



Adieu!


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