Ideas para presentar un libro

 Continuando con la consigna de ayer, en la que presentamos algunas ideas para dar una conferencia, describiré acá abajo todo lo que es recomendable hacer para la presentación de una obra.

Si vas a hablar de tu libro y no sabés si es delgado o grueso (porque este parámetro varía mucho según los gustos de cada uno), pensá con sentido común y asumí que tu libro es gordo y listo. ¡Así de fácil! Además, decí que te llevó mucho tiempo terminarlo. Habla de las numerosas revisiones, cortes, reescrituras, cambios de términos y expresiones; de las idas y venidas que tuviste con tu editor, e incluso de la sobredemanda que está teniendo la impresión de esta versión. Esto le da un encanto tremendo y ayudará mucho en la venta del libro, incluso si es malo. 


Si tu libro es francamente delgado, no enfatices tanto lo de las revisiones y la sobredemanda. Da preferencia al sentido de finitud de la vida, y las bondades que encierra leer buenos contenidos en un formato breve y conciso. Ni se te ocurra hacer mención a los buenos vinos ni a la diminutez de los frascos de perfume. Hacé hincapié en el aprovechamiento del tiempo y enfocá tu pensamiento en la idea de que ese libro (el poco voluminoso) es la expresión más completa de tu "itinerario intelectual en formación". Usá literalmente esa expresión y cambiá tu tono de voz hacia algo más solemne, más pomposo, pausado, con sílabas bien articuladas. 

Decí las palabras “soberrrvio”, “imponennte”, “inteligennnte”, ralentando todas esas erres y enes, pero no te demores demasiado. Hay que saber manejar los tiempos, los ritmos y la velocidad del discurso. Si hablas demasiado despacio, parecerás pedante y arrogante. Y vos estás lejos de eso. Pero hacerlo muy rápido también puede llevarte a acabar rápidamente, y vos estás lejos de… bueno, hablá como puedas. 


El efecto sorpresa es un boom (búm!). Un chiste hiper corto en medio de una frase adusta te hace ver inteligente. Esto causa un buen efecto, independientemente de la posibilidad de que tu libro sea aburrido. No te rías en voz alta, aquí la sonrisa socarrona funciona muy pero muy bien (nota mental: buscar socarrona en Google). 


Repito lo que dije anteriormente: nunca interrumpas a tu interlocutor. ¡Jamás! Si te provocan para que expreses una opinión incómoda o espinosa (para vos, claro, a esa gente le importa poco y nada lo que pienses. Por lo general, les gusta crear situaciones incómodas para disfrutar de tu incomodidad), utiliza fraseologismos interjectivos como por ejemplo “¡pero la cón!” (sin remate) con cierta generosidad. A los que tienen más de 40 años les gustará y comentarán sobre la valoración del lenguaje. A los que salieron de la universidad en los últimos diez años no les sonará a nada, aunque corrés el riesgo de ser sobrevalorado por esa generación y verte forzado a hacer un par de bises antes de terminar la charla. 


La apertura ocular y/o la risita maliciosa de la audiencia son lo que importa. Enfocate en profundizar esos gestos justo antes de finalizar tu alocución. En ambos casos, la fila para los autógrafos tiende a aumentar considerablemente. Llegada esa instancia, no escatimes sonrisas y extender tu mano franca a quien hipotéticamente quisiera tomarla. Saluda a todos. Además de ser de buen gusto -después de todo sos una persona educada- hace que el solicitante se sienta valorado ("¡Me sonrió, se sacó una foto conmigo, me saludó!"). Quedarás muy bien parado aunque no te levantes de la silla. Si firmas dedicatorias no olvides incluir un hashtag y tu alias para que te etiqueten en redes sociales.


Estos son solo algunos consejos. Los más básicos, diría yo; hay muchos otros de diferentes matices. Depende de la situación, la hora de la charla y la etnia del lugar donde vayas a hablar, aunque sinceramente, amiguito, lo que la gente quiere es que la presentación acabe rápido, pasar al cóctel, y que éste incluya canapés de langostinos, tomatitos rellenos de atún, aceitunas negras, bocaditos de jamón serrano con queso, vino tinto y coca cola. 

Si no te alcanza para eso, hacele unos patys, no sé, pero dales de comer.


Adieu!


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