El catalejo

Todos tenemos secretos, guardados en una bóveda sin copia de llave. Me resulta increíble cómo puedo mirar a alguien, convencido de que lo conozco de memoria, y aun así sorprenderme con cada detalle nuevo que aparece.

Es raro y lindo a la vez, ¿no? Nos mostramos ante los demás y lo que ven es apenas un costado, creyendo que eso es todo lo que somos, cuando en realidad no. Somos un universo, y cada persona que llega a nuestra vida elige apenas una galaxia para recorrer.


Y algunas pocas veces, cuando el amor y la suerte se alinean, aparece alguien con un catalejo enorme que quiere mirar más lejos: que no se conforma con una sola galaxia, y quiere conocer el universo entero.


Dicen que lleva mucho tiempo y esfuerzo conocer de verdad a alguien; reconocer el mapa de sus cicatrices, notar las diferencias entre sus risas y sus suspiros, entender qué silencios son buenos y cuáles duelen.


Lo siento especialmente ahora, en medio de este cambio de trabajo. Es como si también yo estuviera mudando de piel, dejando atrás un ciclo, un espacio, una rutina que ya conocía de memoria, para entrar en algo nuevo, distinto. Y ahí descubro que hasta yo me sorprendo de quién soy en este proceso, y que los demás también me ven de otra manera.


Un regalo enorme es tener a alguien que disfrute descubrir quién sos en serio. Pero, ¿cómo se logra, si hasta ayer ya eras distinto, alguien que ni vos reconocías?


Ahora que lo escribo lo voy entendiendo mejor, mirá: aunque guardemos partes de nosotros, el amor posta y la suerte verdadera están en tener a alguien que insista en buscarlas aunque le sorprenda lo que encuentre. Alguien que se maraville (o al menos que no se asuste) con los cometas que chocan y los meteoritos que dejan cráteres enormes.


Alguien que sepa que seguís siendo vos incluso en el cambio, incluso en medio de los ciclones. Que te agarre la mano mientras dejás atrás lo viejo y las noches se hacen largas. Y que, cuando amanezca, en sus ojos sigas siendo el mismo.


Ahora bien, ¿y si no pudiera contarte lo que escondo?

Igual, hay cosas que quedan guardadas por una razón. Cosas que no están hechas para salir a la luz. Quizás esté bien si alguien no descubre todo. Quizás alcance con compartir solo algunas galaxias. Tal vez lo mejor sea dejar ciertos secretos en manos de quien tiene la única llave.


Con el tiempo justo, lo que debe compartirse encuentra la manera de salir a la luz. Quizás no todo, quizás solo una parte, pero la verdadera fortuna está en querer y sentirse querido igual. En recibir un amor tan inmenso como el universo, aunque solo una de tus galaxias 

sea 

la que 

se deja 

ver.