Ideas para cosechar trofeos

 A veces me veo como queriendo demostrar algo. Como si tuviera que justificar quién soy o lo que valgo a través de logros o resultados. Pero ¿y si en vez de intentar probar lo que soy capaz de hacer, me enfoco simplemente en mejorar un toque cada día?


Esto me lo planteé por primera vez hace uno o dos años, cuando Felipe me preguntó cuántas copas había ganado en mi vida. Fue re duro para mí tener que admitir que en más de 50 años había cosechado apenas un premio en un torneo de tennis, un segundo premio en uno de paddle, y otro segundo premio en un torneo de truco barrial.


Pero en aquel momento lo pensé así: yo soy lo que soy ahora, con mis logros y mis fracasos, no tiene sentido que te detalle todas las que pasé. Entre las copas y las derrotas soy lo que observás y oís de mí.


No se trata de brillar ni de coleccionar éxitos ni trofeos. Se trata de crecer, de aprender, de acercarme cada vez más a una versión de mí que me haga sentir en paz.


Cuando cambio el objetivo de demostrar por el de mejorar, algo se alivia. Tener errores ya no es un fracaso, sino parte natural del proceso. Cada paso, aunque sea mínimo, empieza a tener sentido.


Tratar de demostrar es como estar parado en el escenario esperando los aplausos. En cambio, mejorar es como estar en mi escritorio, en silencio, trabajando en algo que quizás nadie vea, pero que internamente sé que importa.


Al menos por hoy, voy con esa. Elijo mejorar, sin la presión de tener que probar nada. Solo crecer, a mi ritmo, con paciencia, y sin tener la necesidad de demostrarle nada a otra persona que no sea yo mismo.


Adieu!