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Las ideas y el deseo

  El cielo seguirá siendo azul, como se espera. El césped continuará creciendo sobre la superficie de la tierra, como se espera. También se espera que el sol siga saliendo y que la salud y la enfermedad continúen alternándose en el péndulo de la naturaleza humana. ¿Puede haber alguien crea que las cosas podrían ser de otra manera?  Muchos. Suponte que alguien tiene una idea y no puede expresarla. Si lo consigue, otro se opondrá, y esa fricción podría causar un montón de situaciones, de posibilidades. Pero si nadie lo escucha ni nadie se opone, la cosa igualmente dicha estará, y ese pequeño gesto quizás resulte el punto de inflexión que rija sus próximos años de vida.  El poeta une algunas palabras y, entre otras cosas, hace arte, se expresa, se revela. De la misma manera, un actor empieza a recitar un texto memorizado. Hace gestos aprendidos en algún taller. Se compra un outfit más o menos de moda, se corta el pelo y se peina como una cebolla, se saca fotos haciendo pucheros, difunde s

Cada día

  Ahora que lo pienso, nunca jamás fui una persona ritualista. Llamo rituales a las personas enamoradas del calendario, que siempre han de llevar uno bajo el brazo para ir anotando el pasado, presente y futuro de todo lo que fue o será necesario recordar. Cuando era chico, una vez, la mamá de un amigo me dijo que las fechas fueron inventadas caprichosamente para comprometernos con cosas innecesarias. En aquel entonces, mi tiempo estaba ocupado con cosas simples que llenaban mis días, semanas y meses: la escuela, la música, algún libro y el tenis. Tomar el colectivo hacia el club, caminar al conservatorio, pasar por la puerta de la melliza para ver si “de casualidad” la cruzaba y me animaba a decirle algo y… volver a casa frustrado a lamentarme un ratito y seguir soñando.  Fin de semana en familia, eso sí. No necesitaba una agenda para anotar mis ocupaciones, ni cronometraba las horas para otorgar prioridades. A diferencia de los adultos que necesitaban organizarse, yo atendía mis pendi

El milagro de la fe

  Cuando era chico creía en todo lo que me decían, en todo lo que leía y en todas las ideas que surgían de mi imaginación extremadamente inocente. Esto me provocó muchas noches sin dormir, pero también llenó el mundo en el que vivía de personajes y aventuras que no cambiaría por una infancia de noches tranquilas. Creo que, incluso en ese entonces, sabía que había muchas personas en el mundo cuya capacidad imaginativa estaba adormecida o virtualmente muerta, y que vivían en un estado mental (producto quizás del agobio laboral) equivalente al daltonismo. A veces sentía lástima por ellas, sin sospechar (al menos en aquel momento) que muchas de esas personas pragmáticas sentían lástima por mí o me despreciaban, no solo porque sufría de algunos miedos irracionales, sino también porque era ilimitadamente crédulo (también conocido como boludito) respecto a casi cualquier tema. Creo que había algo de verdad en eso antes y, para ser sincero, creo que aún hoy la debe haber. Fui, por ejemplo, el

Para que te midas

  El toque de Midas es la historia de un rey que convertía en oro todo lo que tocaba y que, poco después de haber obtenido su "don", murió aislado, de hambre y de sed, porque, justamente, todo lo que tocaba se convertía en el precioso metal. En el mundo real, hay muchas personas que tienen una habilidad similar pero invertida, porque en lugar de producir bienestar, producen angustia, incertidumbre, peleas, y fermentan la mala masa. De hecho, en todo aquello en lo que se involucran, en todas las relaciones que entablan, en los grupos en los que participan, sigilosamente siembran discordia, desacuerdos y, al final, entristecen y socavan la integridad de sus compañeros de viaje. Son personas que, directa o indirectamente, fomentan la separación y la desintegración, y drenan las buenas energías.  Son inseguros y envidiosos, y son extraños vampiros. Pero, ¿qué tienen en común estas personas con el personaje del mito? Creo que es fácil deducir que en la raíz del "don" inv

Ideas para lidiar con la ansiedad

  La ansiedad es algo que algunos describen como el miedo enfocado hacia lo desconocido. Aunque esto puede ser cierto, tengo detectados algunos aspectos que pueden servir para desmenuzar esta aflicción que bastante nos molesta a todos. Advertencia: Este post no debe tomarse como una perspectiva profesional, sino más bien como la confesión de alguien que constantemente se preocupa y piensa demasiado. ¿Entonces qué? En primer lugar, la ansiedad no se limita simplemente a sentir miedo en momentos específicos; a veces se manifiesta como una falta total de temor. Te lo explico: Llegás a un punto donde te resulta difícil sentir miedo en situaciones que normalmente considerarías aterradoras. Esta falta de emoción no se refiere a situaciones de peligro inminente, sino a circunstancias hipotéticas, como no estar preparado para un examen final o perder un contrato importante antes de tener la reunión. Es como que, a pesar de la incertidumbre, sentís cierta indiferencia hacia las consecuencias po

Doña Prudencia, la providente

  Sin duda, la prudencia es una virtud. Como dice el dicho Ashanti, “nadie prueba la profundidad de un río con ambos pies”. La prudencia es un concepto clave en relación a lo que llamamos “una vida bien vivida”. Tiene la misma raíz que “providencia” (prudentia y providentia son sinónimos en latín) pero en español los significados son distintos.  Y ser providente, en un sentido no religioso, es estar bien provisto gracias a la propia previsión frente a las necesidades y tentaciones de la vida. Se relaciona, por ende, al estado material de la persona prudente.  La prudencia es una cuestión de carácter; ser prudente es ser cuidadoso, cauto, astuto; significa frenar la lengua, ser frugal con los recursos propios, evitar riesgos, mantener una reserva, pensar con vistas al futuro, prepararse.  Los opuestos de la prudencia (atropellamiento, asedio, apuro) hacen la vida infinitamente más difícil de ser vivida. Vivir con discreción y previsión es vivir (como recomienda Aristóteles en su descrip